El crecimiento personal exige disciplina en las tres grandes esferas: la mental, la emocional y la física. La primera tiene que ver con nuestra forma de pensar y hablarnos a nosotros mismos, hábitos, comportamientos y actitudes. En ella se originan los apegos, expectativas y adicciones que nos atormentan, pero también la tranquilidad y la paz que nos renuevan interiormente.
La emocional es la que nos impulsa a realizar todas las acciones que llevamos a cabo, siendo el nexo de unión entre nuestro cuerpo físico y mental. Nos indica qué es bueno para nosotros y que no, algo así como nuestro manual de instrucciones. La motivación también se genera en esta esfera, y es clave para alcanzar cualquier objetivo que nos propongamos.
La última representa al templo que habitamos, el cuerpo. Es la proyección resultante de la energía producida por las dos primeras esferas, y nuestra única y mejor herramienta para desarrollar la misión que venimos a cumplir. Pienso que cuidar el organismo con ejercicio y una alimentación sana, me permitirá realizar con excelencia nuestra principal función, amarnos los unos a los otros y todo lo que hacemos.
“Donde no hay Amor, poned Amor y encontraréis Amor” San Juan de la Cruz
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia
Excelente articulo gracias por el aporte.
Gracias a ti por leerme, me alegro de que te guste.