Hace poco comentaba con una amiga algunos datos que le inquietaron bastante, por eso he pensado que quizá este tema te pueda interesar. Alrededor del 90% de las relaciones de pareja se mantienen como consecuencia de las necesidades de alguna de las partes y, en muchos casos, de ambas. Según esta información, algunas de las razones por las que estamos con nuestras parejas, aunque no necesariamente por este orden, son: el dinero, la seguridad, el sexo, el reconocimiento social, el estatus, como medio de huída de ámbitos familiares desagradables o desestructurados y varios tipos más de adicciones emocionales, aunque en el fondo, todas ellas lo son.
Como me encanta preguntar, te lanzo las siguientes cuestiones ¿Estás realmente feliz con tu pareja? ¿Te has planteado cual es la razón por la cual estás con él o ella? No te sorprendas si te cuesta llegar a la respuesta o si te respondes algo inesperado, en el primer caso se tratará de resistencias emocionales y, en el segundo, de que normalmente muy pocas personas se plantean este tipo de cosas, por lo tanto, considérate dentro de la media.
Cuando se me presentan este tipo de situaciones en mi gabinete suelo actuar de la siguiente forma, lo primero es que la persona tome conciencia de las preguntas que te he apuntado antes; después, deciden un camino a seguir con ayuda de lo que su cuerpo les “aconseja” y, como último paso, eliminamos el lastre que les impide hacer lo que realmente desean de la forma que eligen. Lo peor surge cuando toman conciencia de que tienen necesidades hacia su pareja y que de estas generan miedo a la pérdida, o lo que es peor, sentido de posesión, es decir, pensar y sentir que el otro te pertenece.
Ante este desagradable y habitual descubrimiento que, por cierto, no solo pasa entre parejas; también es muy habitual entre padres e hijos, acostumbro a decirles ¿Cómo crees poder poseer algo que ni siquiera pertenece a quién crees amar?, al fin y al cabo, nuestro cuerpo es prestado, más tarde o más temprano volverá al lugar de donde vino…
“El sentido de posesión solo te lleva al infierno de la dependencia.”
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia.