No se trata de cuánto dinero o posesiones obtengas, ni de cuántas mujeres u hombres puedas disfrutar; ni siquiera de tener a la pareja perfecta, simpática, inteligente y bella que todo el mundo desearía. Da igual cuantas casas o coches espectaculares llegues a tener en propiedad; si te hiciste a ti mismo con tu propio esfuerzo o naciste en el seno de una familia adinerada…
Tampoco tiene especial relevancia el que puedas disfrutar de lujosas y exóticas vacaciones cada año. Olvida lo que te vendieron como éxito, el reconocimiento externo o el deseo de poder. Nos educaron mal, o quizá lo malinterpretamos, pero lo cierto es que nunca encontrarás verdadera felicidad en ninguna posesión material, salvo cuando la regales…
No hallarás Amor en las cosas materiales, y aunque sin Amor puedes “vivir muy bien”, lo harás en un estado de carencia, a pesar de todo tu dinero; al final, te acabará alcanzando la desdicha, es sólo una cuestión de tiempo. Pero tampoco se trata de abandonar tus logros, sólo de cultivar tu interior para enriquecer tu exterior; y cuando lo consigas, obtendrás la Paz.
“Buscamos Amor en lo que vemos y tocamos, en lugar de encontrarlo donde lo sentimos…”
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia