Siento una enorme gratitud por mi trabajo; me ofrece la oportunidad de conocer a muchas y admirables personas que han tenido la valentía de desafiar sus propios miedos. Personas que buscan a través de ti una ayuda con resultado incierto y, aún así, con disposición de realizar verdaderos cambios, actitud que en sí misma ya es un regalo. Pero si tuviera que destacar algo que nunca deja de sorprenderme, esa es la fascinante energía femenina.
Ser mujer puede ser muy difícil, la educación, los dogmas, la cultura y algunos sectores de la sociedad se convierten a menudo en grandes obstáculos que dificultan su importante misión en el mundo, “Equilibrar, Armonizar y Dar vida”, desde luego suena importante. Su otro gran frente son sus propios conflictos internos, el cómo han interpretado la herencia e información recibida, la cual suelen proyectar hacia la inseguridad, la culpa y la auto-competencia.
El Yin o energía femenina, de la cual el hombre también anda provisto aunque en menor medida, es según mi opinión la más bella y sutil. Integrarla ayuda a mejorar en las relaciones personales, la el servicio a los demás, la intuición, la relación con los más pequeños y la conexión con la naturaleza. Mi admiración y más profundo respeto por el Ser más sublime de la creación, la mujer, un verdadero tesoro que pocos llegan a apreciar en su magnificencia.
La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre. Rudyard Kipling
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia