Para mi, una de las circunstancias que más conflictos produce entre las personas, si no la que más, es la ausencia de comunicación. Y más específicamente, de comunicación asertiva, que es la que habla de lo que de verdad importa. La que expresa los sentimientos y emociones propios, y la que siempre sabe cuando responder si o no. Y es que ¿cuantas veces habremos pensado “No l@ entiendo…”? Y no los vamos, ni las vamos a entender, al menos mientras sigamos evitando hablar de lo que de verdad importa.
Y es que, a menudo, dedicamos una gran cantidad de horas a conversar sobre asuntos de poca o ninguna trascendencia, como si cualquier tema fuera bueno, siempre y cuando evitemos con ello entrar en lo que sentimos. De hecho, nos pasamos la vida justificando actitudes y comportamientos, o criticando las de otros. Cualquier cosa vale con tal de no profundizar, de no tocar las heridas abiertas que todos llevamos dentro. Y además las protegemos, cuando las heridas lo único que hacen es condenarnos a repetir el dolor que nos producen.
Pero claro, cómo vamos a saber eso si nadie nos lo dice, cómo vamos a expresar lo que sentimos si nadie nos lo enseña, si no tenemos referencias ni ejemplos positivos en nuestro entorno. Los padres evitan llorar y expresar lo que sienten delante de sus hijos, los profesores delante de sus alumnos, y los jefes delante de sus empleados. Si en la sociedad en la que crecemos, las “figuras de autoridad” sólo nos enseñan a “ser fuertes”, a ocultar a toda costa nuestras vulnerabilidades ¿qué podemos esperar del futuro? Tan sólo conflicto.
Una buena comunicación asertiva empieza y termina en el “yo”, expresando todo lo que piensa y siente en primera persona. Deja ver las debilidades (donde reside nuestra verdadera fortaleza), y jamás habla de terceros, ya que nadie puede hacerte sentir nada de lo que sientes. Recuerda que “todo es interno”, nunca me cansaré de repetirlo. Y si no entiendes algo, pregúntame, cuéntame que es lo que sientes, comunícame tu insatisfacción, tu desacuerdo o incomodidad, es la única manera de poder entenderte, y la única forma en la que puedo ayudarte, si eso es lo que deseas… 😉
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia