Me encanta la Navidad, su olor a castañas calientes y las miles de luces que envuelven el centro de la ciudad cuando el sol se esconde. Me encanta pasear por calles llenas de gente y buscar en sus caras la diferencia que, para mí, supone estar en Navidad. En esos momentos, me gusta recordar la frase “El que busca encuentra”, y sueño que por el simple hecho de querer encontrar felicidad en ellos, ya los ayuda a estar más contentos. Pero por si acaso, también les sonrío … ????
En este año a punto de terminar, me siento satisfecho de haber logrado mi propósito de encontrar más cosas buenas en personas y situaciones. E incluso las que me han dolido me han parecido bien, porque me han enseñado que tenía algo que cambiar, el lugar donde poner el foco para seguir mejorando, pero sobre todo me han servido para tomar conciencia de que seguía equivocado, así que ahora hasta agradezco el dolor que sentí.
También he mejorado mucho en desapegarme, en desear menos y alegrarme más, porque mientras pensamos en adquirir cualquier otra cosa, dejamos de disfrutar de lo que ya tenemos; y ¡hay tanto por lo que sentirse agradecido…! Aprovecho este momento, para hacerte algunas recomendaciones que a mí, me ha ido bien practicar:
Todo el mundo tiene cosas buenas, aunque no nos hayan enseñado a verlas, a saborearlas y a disfrutar de su inmensa variedad e infinitos matices. Encuéntralas en ti, pero sobre todo en el otro, que también eres tú. Aprende a reconocer qué sientes en cada momento, ya sea miedo, ira, tristeza o alegría; porque eso te acerca más a los demás, a empatizar con ellos… Y por último, ten paciencia, como una madre que día a día observa el crecimiento de su hijo; así me siento yo contigo, paciente, feliz y con la seguridad de que todo ya es perfecto.
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia