Esta mañana recibí la llamada de una amiga que estaba enfadada y ansiosa, había perdido la cartera y con ella algo de dinero, el DNI y algunas tarjetas. Le transmití la idea de que, en el fondo, solo se trataba de una pequeña molestia, entonces, pronunció una frase conocida por casi todos, “Todo lo malo me pasa a mi…” A continuación le cuestioné ¿qué más te ha pasado? Obviamente, no hubo respuesta.
Cuando te enfadas, tensas la musculatura cervical, lo cual provoca una menor afluencia de sangre y oxígeno a tu cerebro. Ahora estás ofuscado y no puedes pensar con claridad, la emoción predominante toma el control de la situación y tiene la tendencia de instaurar muy limitantes de cara al futuro. Romper con ese patrón mental autodestructivo cuanto antes es de suma importancia. Para hacerlo, puedes ducharte con agua fría en invierno o muy caliente en verano, realizar ejercicio intenso, gritar dentro del coche o cantar y bailar con entusiasmo. Así, modificarás el estado energético de tu cuerpo y entonces el cerebro no podrá continuar con su parloteo mental. Pruébalo, seguro que te sorprendes…
«La razón trata de decidir lo que es justo. La cólera trata de que sea justo todo lo que ella ha decidido.» Séneca
«Si te enfadas, piensa en las consecuencias.» Confucio
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia