Seguro que has sentido soledad alguna vez, esto ocurre porque pensamos en el mundo sin creernos que somos el mundo, de hecho, si te sintieras parte del mismo ¿cómo podrías sentir soledad aunque estuvieras solo? Creo que la mayor mentira jamás contada es que seas alguien distinto o separado de mí. Tú eres tú y yo soy yo, pero también somos “nosotros” al mismo tiempo.
Una forma de medir tu nivel de aislamiento, es evaluar tu capacidad para alegrarte del éxito ajeno, la cual, está directamente relacionada con tu facilidad para disfrutar del propio. También puedes darte cuenta del miedo que tienes a la soledad cuando quieres cambiar a las personas que están a tu lado para que sigan ahí; toda una contradicción por otra parte.
La soledad buscada es una genial experiencia, la compañía encontrada también, porque como filtramos la realidad a través de nuestras propias emociones, cuando juzgas inseguridad, es porque la tienes; cuando criticas comportamientos, es porque actúas de forma similar o que, en el fondo, te gustaría hacer lo mismo o todo lo contrario. En definitiva, que no hay diferencia entre juzgar y juzgarte… ¡Suerte con eso!
¡Qué agradable sorpresa es descubrir que, al fin y al cabo, estar solo no es necesariamente sentirse solo! Ellen Burstyn
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia