Nuestra mente egotica, tiende a rechazar el defecto, la tara, lo que supone que no es bello y, sin embargo, lo exterior es solo el tenue destello de la gran luz interior, a la que por cierto tenemos tanto miedo de asomarnos, como si nos fuéramos a deslumbrar con ella. Quizá por eso gastamos muchos más recursos, esfuerzo, tiempo y dinero en acomodar la imagen externa que la interna; cuando lo único que te puede hacer realmente feliz es el conocimiento, el Amor y la aceptación de tu interior, de lo que eres.
Seguro que alguna vez te has levantado “con el guapo subido…”, nada más abrir los ojos te sientes diferente, con una energía distinta a la habitual, más intensa pero fluida al mismo tiempo, con ganas de sonreír, de compartir todo lo bueno que llevas dentro; te has mirado al espejo y lo has visto, allí está, un reflejo fantástico incluso antes de arreglarte; has salido a la calle, cualquier cosa que te hayas puesto en ese estado te ha sentado de maravilla, la gente te mira, te admira y alguno que otro incluso te envidia, pero no importa, estás feliz, radiante, con entusiasmo, todo te sale y te sabe bien, la comida te aprovecha e incluso ligas de camino al trabajo o en tu vuelta a casa; al final del día no tienes por más que decir “ha sido un día perfecto…”
La paradoja es que “Como es adentro es fuera…” Es tu energía y tu vibración la que es atractiva. Esos días son el ejemplo perfecto de que los mayores y mejores cuidados que te puedes proporcionar son los que van dirigidos hacia tu propio interior.
Respetarte y procurarte pensamientos y sentimientos de que todo protagonismo es tuyo es amarte en la incondicionalidad de lo que es. Confío en que lo hagas, confío en ti y en que tu sabiduría interna te guíe…
“Hoy mismo deja de criticar tu cuerpo. Acéptalo tal cual es sin preocuparte de la mirada ajena. No te aman porque eres bella. Eres bella porque te aman.” Alejandro Jodorowsky
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia.