Seguramente habréis leído o escuchado alguna vez la pregunta ¿Vives o sobrevives? Y aunque aparentemente fácil, la respuesta no es tan evidente como podría parecer en un principio, aunque sea bastante significativa e importante para cualquiera de nosotros.
Normalmente prestamos poca atención a lo que hacemos, a cómo lo hacemos, pero sobre todo, al “para qué…” y esto ya dice mucho de qué nos guía, nos motiva o nos empuja cada día a seguir adelante. Responsabilidades, obligaciones autoimpuestas, deberes, adicciones emocionales, necesidad de reconocimiento, pueden ser las más habituales, aunque hay muchas más. Evidentemente lo ideal es transformar este tipo de situaciones y buscar una verdadera motivación por la que hacer las cosas y continuar adelante con decisión y entusiasmo.
Afortunadamente yo ya la tengo y estoy en el camino de baldosas amarillas, el que te lleva al mundo de Oz, a tu objetivo, a tu sueño. Pero posiblemente algunos de vosotros os estéis preguntando si hay algo que os mueva, algo que tenga verdadero valor para vosotros mismos. Os invito a pensar en ello.
Yo, por mi parte, acabo de salir de un taller, “El agua de las Emociones”, en el que he decidido sumergirme hoy y tras el cual estoy escribiendo este texto, encantado de mi mismo y con más energía y decisión, si cabe, de cumplir con lo que he venido a hacer aquí. Con ganas de vivir y sentirme presente en todo lo que hago, y con el agradecimiento hacia todos los que me han acompañado hasta este momento incluyendo, por supuesto, a todos vosotros.
Gracias José Luis por ser una de las “Fuentes” en la que me he bañado con más intensidad y alegría.
“Para que la luz brille intensamente, antes debe haber oscuridad”
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia.