Seguro que conoces a alguien que suele hablar de la vida en términos de carencia. Personas que, más allá de su estatus social, educativo y económico, acostumbran a quejarse de casi todo aun sintiéndose incapaces de casi nada. Sus pecados capitales son la envidia, la ira, la pereza (victimismo) y su actitud interna la desidia; como todo se proyecta hacia fuera, obviamente, eso es lo que encuentran.
Incluso en este momento de crisis económica (y de valores), continuamos disfrutando de una calidad de vida muy superior a la de nuestros ancestros y a la de la mayoría de nuestros congéneres. Si estás leyendo esto, muy probablemente tienes un techo en el que cobijarte, agua caliente con la que asearte, abrigo y comida suficiente ¿Necesitas algo más para sentirte agradecido? Recuerda que los estados internos de necesidad y deseo constante son proyectados por el ego cuando no se siente amado y reconocido.
“Para sentirse agradecidos por la abundancia en la que viven, algunos necesitan experimentar la carencia; los que viven en carencia y desconocen nuestra abundancia, no necesitan nada, ya son felices…”
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia