A veces me pregunto cómo consolar a quién está confundido, a quién sufre por creer haber perdido a alguien. Cómo hacerle comprender que nada se pierde para siempre, que a todos los que hemos conocido, de un modo u otro, pasan a formar parte de nuestra esencia… Sólo hay que recordarlos para entrar en contacto con eso que creías perdido, y volver a disfrutarlo…
Puedes pensar que recordarlo duele, pero no es eso lo que te daña, sino el “color” con el que lo guardaste, el sentimiento que le imprimiste; normalmente porque así te lo enseñaron. Lo bueno es que lo puedes cambiar, puedes ponerte en pie, mirar hacia arriba cerrando tus ojos y, como si quisieras tocar el cielo con tus manos, traer a ti todo lo bueno que ese ser te regaló.
Y es que a pesar del dolor percibido, todo ha sido para bien, un gran aprendizaje. Así que evita pensamientos inútiles y recuerda, de la manera que mejor te haga sentir, todo lo bueno que implica haber tenido un maestro así en tu vida. Y si estás preparado, si crees que es el momento, cambia el color de tu recuerdo y celébralo con una gran y luminosa sonrisa…
“La última lección del que pasa al otro lado siempre es recordarte lo maravilloso que es vivir.”
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia