La ley de la afinidad dice: “Los seres que encuentran parecidos entre sí, de modo instintivo, intelectual o intuitivo, buscan identificarse por igualdad, por oposición o por combinación de ambas condiciones”. En otras palabras, cuando estamos con otras personas actuamos como espejos reflejándose; algo muy evidente con la familia y, especialmente, con los progenitores.
Resulta fácil identificarse con una madre, ya que pasamos mucho tiempo bajo su influencia directa durante la gestación; y además, los primeros aprendizajes se obtienen directamente de ella. Por eso nos disgustan las “cosas de mamá”, aunque es bueno recordar que como nosotros, sus comportamientos se basan en como integró emocionalmente sus experiencias.
Una madre controladora puede ser, a su vez, una hija con miedo a perder el control. Una victimista, podría ser alguien a quién le da pánico la soledad. Una que sobrealimenta quizá haya pasado hambre. La que espera de madrugada la vuelta de sus hijos, tal vez sufrió la pérdida de un familiar. Por esta razón, no creo que haya que comprenderlas, sólo amarlas… ¡Felicidades mamá, te Amo, gracias!
“Muchas maravillas hay en el universo; pero la obra maestra de la creación es el corazón materno.” Ernest Bersot
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia