Cierra los ojos e imagina que estás en una habitación grande, iluminada, fría y silenciosa. A continuación visualiza a una persona del sexo contrario al tuyo a unos tres metros delante de ti pero de espaldas, siendo complicado verle la cara ¿cómo te sientes? Es posible que la situación te genere inquietud, inseguridad, distintos grados de miedo, o simplemente desconcierto…
Tras unos primeros segundos de cierta sorpresa o confusión, decides colocarte a los mismos tres metros de distancia de esa persona, pero esta vez de frente a ella y mirándole a la cara. Cuando lo haces, descubres con alivio que está sonriendo de forma amplia y agradable. Todo sigue igual, y sin embargo para ti todo ha cambiado, sólo era una cuestión de perspectiva.
Este ejemplo representa de forma muy sencilla como, a veces, nos tomamos la vida. Hay muchas situaciones en las que nos sentimos inseguros, con miedo o desconcertados porque la estamos afrontando con la perspectiva incorrecta. Un simple movimiento mental por nuestra parte quizá no cambiará la situación, pero en nuestra realidad interna lo modifica todo.
“A menudo, dibujar el problema te ayuda a cambiar el punto de vista que tienes sobre él”
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia