Cuando tenemos descendencia se establecen fuertes vínculos químicos entre madre e hijo. Llega un nuevo ser al mundo, pero no viene solo, con él también nace el instinto de protección que se mantiene durante todo el periodo de crianza y desarrollo. Como mamíferos, los humanos solemos establecer lazos que se perpetúan en el tiempo, pero a menudo, lo hacemos más allá de lo razonable…
En términos de pareja ocurre algo sensiblemente distinto, seamos conscientes de ello o no, todos estamos programados genéticamente para buscar con quien reproducirnos; todo lo demás forma parte de la educación recibida, de las normas sociales y de los paradigmas con los que hayamos realizado la transición desde la niñez a la edad adulta.
Es por ello, más la ausencia de una temprana y más que necesaria educación en emociones, que la mayoría de nosotros acabamos siendo personas con un fuerte componente de dependencia emocional, es decir, con un vacío interior que creemos poder rellenar con algo exterior, por ejemplo con parejas, padres, hijos, amigos, etc. Lo más importante aquí es comprender que el vacío lo creamos nosotros mismos…
La consecuencia de todo esto es el insoportable sentimiento de pérdida que sufrimos cuando un “ser querido” se aleja temporal o definitivamente, ya sea por fallecimiento, estudios, trabajo o decisión propia. Es entonces cuando sentimos la necesidad de rellenar ese vacío, que ya existía antes de que llegara esa persona, con ira, rechazo y frustración.
La duración del duelo es variable, se mantiene hasta adaptarnos a ese nuevo y desagradable relleno, normalmente a través de una coraza emocional. Pero también hasta que nos habituamos a la ausencia de los químicos que producíamos cuando estábamos con esa persona. Durante el proceso de desapego es recomendable realizar actividad física de moderada a intensa, consumir más frutas y verduras frescas, y buscar nuevos estímulos. Si se prolonga en exceso, encontrar un terapeuta que te facilite el proceso puede ayudarte mucho, y si es tu caso, la terapia con Emoconciencia es una rápida y excelente opción.
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia