Preguntas y Respuestas
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Es una poderosa técnica de liberación emocional que ayuda a mejorar prácticamente cualquier síntoma o patología, tanto en el ámbito físico como en el psicológico y emocional. Sus ventajas con respecto a otras técnicas es su sencillez de aplicación, una increíble capacidad para acceder a la mente no-consciente del paciente y su facilidad para generar sinergias con cualquier otra herramienta terapéutica.
Las técnicas de liberación emocional identifican y liberan las emociones asociadas a conflictos no resueltos. Esto es útil en una gran cantidad de circunstancias como el trabajo con creencias limitantes, comprender las razones de muchos de nuestros malestares físicos y mentales, o disolver traumas asociados a síntomas y enfermedades. La lista es enorme porque las emociones están implicadas en casi todos los procesos de la mente y el cuerpo de un ser humano.
Aunque suele realizarse sobre una camilla y se aplica en sinergia con técnicas miofasciales, no se trata de un masaje al uso. El contacto que se produce, aunque no imprescindible, mejora la atención del facilitador y el cliente en el proceso y en el efecto de liberación de los tejidos.
Aunque suele realizarse sobre una camilla y se aplica en sinergia con técnicas miofasciales, no se trata de un masaje al uso. El contacto que se produce, aunque no imprescindible, mejora la atención del facilitador y el cliente en el proceso y en el efecto de liberación de los tejidos. Y esta, a su vez, mejora la liberación de la emoción que se esté trabajando.
La técnica se aplica a través de un sencillo protocolo de preguntas y respuestas que accede a la mente no-consciente del cliente. Sin embargo, desde el año 2012 y el desarrollo del trabajo bioenergético, añadimos un proceso de atención e intención consciente que facilita la liberación de emociones y sentimientos.
A través de un protocolo básico de preguntas y respuestas, conectamos con la mente no-consciente de la persona para obtener información útil sobre el origen emocional del síntoma o conflicto. El consultante se mantiene consciente en todo momento y el facilitador solo aporta lo necesario para que este pueda liberar y entender una situación específica. Cómodo, rápido y eficaz.
No necesariamente. Aunque los psicólogos trabajan con ellas como parte inseparable de la psique, las emociones están implicadas en todos los procesos de una persona. Así pues, la fisioterapia, la psicología, la osteopatía, homeopatía, el masaje, el coaching y cualquier otro profesional de la salud o facilitador puede beneficiarse del trabajo con las emociones.
Es importante aclarar que entre las funciones de los psicólogos está la de diagnosticar, y un facilitador de la Técnica Emoconciencia nunca lo hace, salvo que posea otra titulación que se lo permita.
Todo síntoma está asociado a un bloqueo energético originado en un conflicto emocional. En ocasiones, los síntomas están relacionados con una experiencia “traumática” que, al trabajarla, disuelve el síntoma para siempre. Sin embargo, a menudo los síntomas también están asociados a patrones de conducta (hábitos) de los cuales no somos conscientes.
Así pues, si el origen está relacionado a un antiguo trauma y lo trabajamos, es muy complicado que el síntoma vuelva a darse. Si por el contrario, también está asociado a un patrón de conducta, es parte importante del proceso hacerse consciente del mismo y modificarlo.
Hay quienes tienen una mayor facilidad para conectar con sus emociones, sin embargo, para un facilitador experimentado es más importante la predisposición que la sensibilidad.
Para los menos habituados a trabajar con sentimientos, el acompañamiento del facilitador cobra una mayor importancia. Aunque la efectividad es la misma en todos los casos, una buena predisposición del interesado acelera los procesos.
La técnica es tan simple y efectiva que más del 90% de los interesados se benefician de Emoconciencia desde la primera sesión. Finalmente, es el individuo el que tiene que sanar, el facilitador sólo le acompaña en su proceso.
Sí, y son los responsables de las enfermedades psicosomáticas, de la mayor parte del dolor que sentimos y de los síntomas psicológicos más extendidos como el estrés o la ansiedad.
Las emociones no son el enemigo ni provocan enfermedades por sí mismas. El problema es que las ignoramos de forma constante, evitando su expresión, y es entonces cuando se bloquean en el cuerpo creando los somáticos.
Cuando obviamos los síntomas durante largos periodos de tiempo, el cuerpo acaba debilitándose y la enfermedad o síntoma aparece.