Los animales conectan con nuestro estado emocional fácilmente, intuyendo lo que sentimos a cada instante. Algunos perros “huelen” el miedo y reaccionan ladrando, como si se asustaran de nuestro estado y actuaran en consecuencia. Si ellos lo hacen, los humanos también, sólo que nosotros no siempre lo hacemos consciente, al igual que nuestras reacciones.
Seguro que alguna vez tuviste un mal día y te encontraste con reacciones extrañas, maleducadas o violentas por parte de terceros. También sucede al contrario cuando te levantas alegre, es lo que llamamos predisposición emocional, es decir, aquello que pensamos y sentimos en relación a lo que vamos a hacer o con quién vamos a hablar.
Muchos de nosotros tenemos una percepción muy básica de nuestras sensaciones físicas y, por lo tanto, de nuestro estado emocional. Es algo que se puede entrenar, y precisamente en el desarrollo de esa habilidad se basa la “Inteligencia Emocional”. Así que ya sabes, el estado emocional y la actitud pueden transformar tu día en un mal recuerdo o en una experiencia trascendente y enriquecedora.
“Casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por los demás.” Dalai Lama
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia