Seguro que alguna vez se te metió una piedra en el zapato y recuerdas lo incómodo que es. Es más, seguro que muchos de nosotros, aun sintiendo el fastidio que nos producía, esperáramos a “la siguiente parada” para quitárnosla.
Te propongo que pienses en algunas “pequeñas e inofensivas molestias» que puedes llegar a tener en casa; un botón del mando de la TV que no funciona, un problemilla con la cerradura del portal, una bombilla fundida en el trastero o un grifo que gotea incesante ¿Te suenan? ¿Cuánto tiempo te llevaría pararte a solucionarlo?
Ahora continúa con todo lo que te fastidia en el trabajo, de los amigos, de tu familia… Y a continuación, súmale esas pequeñas manías “sin importancia”, que por restarte una cantidad de energía “tan pequeña”, no merecen el esfuerzo de cambiarlas ¿Cuántas piedrecitas sumas? Te invito a que te pares a sacar las chinas de tus zapatos, seguro que en muy poco tiempo me lo agradeces… ????
«Una piedra en nuestro zapato no solo puede ser una molestia, sino el recordatorio de que algo tenemos que hacer.» Luis Gabriel Carrillo Navas
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia