Me encanta pasear por el campo las noches de verano, el silencio y las altas temperaturas invitan a experimentar la naturaleza. A través de penetrantes aromas, la oscuridad me guía por sensaciones de confianza e inquietud que se solapan. Con un manto de estrellas como testigo infinito, la piel se me eriza sintiéndome parte de todo lo que existe, emocionándome a cada instante.
Se estima que el 90% de nuestros recuerdos son construidos, es decir, lo que perdura es cómo lo experimentamos internamente, no lo que ocurrió. Por ejemplo, un experto sumiller puede hacerte percibir un mismo vino de una forma totalmente nueva, con decenas de matices que quizá no hubieras llegado a descubrir por ti mismo, a pesar de que siempre estuvieron ahí.
Aprovecha esto para enriquecer tu vida, practicarlo es sencillo. Pon tus sentidos a trabajar y atención a los detalles; deja a un lado el filtro del malestar que suele acompañarte. Descríbete la escena al mismo tiempo que la experimentas, como si se la contaras a alguien, en especial lo menos evidente, aquello que por corriente, pocos saben apreciar. ¡Pruébalo! Y me cuentas…
“De las cosas más sencillas suelen surgir las sensaciones más impresionantes.” Rob McBride
Texto original de Miguel Ángel Pérez Ibarra para Emoconciencia